lunes, 11 de noviembre de 2013

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Un día gritaré revolución
y no llevará tu nombre.

Un día te escupiré anarquías
a la cara.
Te lloraré libertad
con las manos.
Y me pondré tonta,
con los ojos y las legañas.

Un día me beberé el tiempo
en un vaso que no será el tuyo.
Me comeré nuestro mundo en un plato hondo
y con cuchara.

Te gritaré desiertos
con la tripa.
Y me pondré tierna,
con lo que baja,
y sin que suba de precedente.

Un día voy a amamantar
todos mis miedos
para que crezcan
y libren batalla con los tuyos.

Ten cuidado porque me he levantado
otra vez
con resaca;
mientras friego
el desagüe está gimiendo olvidos.
Y el remolino está tragando
todas las letras de tu nombre.


domingo, 10 de noviembre de 2013

nunca avisa

Antes pensaba que era normal lo de las ganas de llorar.
Lo de morderse las manos esperando encontrar herida entre tanta paz violada.
Lo de los trozos de  piel tendidos
   con cuidado
   en la ventana,
no se los fuera a llevar el viento,
no fueran a hacerme un día falta.
Pensaba que era normal lo de los sueños clavados
   con mimo
   en la pared,
al lado de las mariposas y los escarabajos.
(hay que tener cuidado con los alfileres,
no vayas a desgarrar las alas
   a los sueños,
       ni a las mariposas,
          ni a los escarabajos.)

Normal lo de la lluvia siempre amenazando amainar.
Lo de la tormenta que nunca avisa
    ni del sol
    ni del trueno.

Y lo del ya veremos,
                         y vimos.
ya hablaremos
                         y hablamos.
ya te llamaré
                         y te llamo.
ya te contaré
                         y silencio.
Ya te querré
                         y silencio.
Ya te joderé
                         y nada.

Y lo del dolor aquí y ahora
y no allí y luego,
la herida cocinada a fuego lento,
la cicatriz
     despacito y con cimientos.

Antes pensaba.

Ahora te digo
que no sé qué cojones quiere decir normal.